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25 agosto 2012

Comunidad Onubo-Extremeña II.

Corrientes de opinión en la II República.

Las elecciones municipales del 12 de abril de 1.931, se consideraron como un plebiscito entre Republicanos y Monárquicos, donde ganaron mayoritariamente los republicanos y ya en la madrugada del día 14 del mismo mes comenzó hacerse oficial que Alfonso XIII había abdicado. Con este cambio de régimen el ciudadano de a pie veía que alcanzaría cota de igualdad política y social.

En el acto de traspaso de poderes del ultimo alcalde monárquico, Juan Quintero Báez al nuevo alcalde republicano, el socialista, Amós Sabrá Guerrea, ya este ultimo hablo de “Federación Ibérica”, refiriéndose a una series de estados federados e independientes.

La junta municipal del partido republicano de Huelva, se reunió el mes de mayo decidiendo organizar una fuerza política llamada Izquierda Republicana (I.R.) cuya intención era aglutinar a todos los republicanos no afiliados a ningún partido. En primer punto de su programa, decía: “El partido Republicano de Huelva se anuncia a favor de la constitución federal del estado español, reconociendo y consagrando las personalidades regionales que fijen y aprueben su carta constitutiva”. Este nueva organización política optó por tener ideas similares a los Nacionalistas Catalanes y Vascos.

Los Andalucistas, liderados por Blas Infante, aspiraban a hacer de España, un estado federal al que pertenecería: “La república Andaluza” o “Estado Libre de Andalucía”, sin ningunas aspiraciones separatistas. Mientras, en Huelva se seguía apegado a las misma reivindicaciones de primero de siglo, conseguir una mejora de las comunicaciones en toda la provincia cuya base seria el puerto que intentaba ocupar un lugar importante dentro de los puertos españoles, siendo el motor de empuje de la economía provincial . En aquellos tiempos al igual que en la actualidad, “existía la idea de que el centralismo de Madrid y el arribismo sevillano, impedían que Huelva despegara como ciudad portuaria” con todo el movimiento economico que ello conllevaría. Cada vez estaba más presente, el sentimiento Onubo-Extremeño. Esta idea de autogobierno que se pueden identificar con las ideas de la clase conservadora, realmente no era así, en la sociedad onubense pesaba mucho la idea de liberarse del ese “arribismo sevillano”.

El día 6 ó 7 de julio de 1.931, el presidente de la comisión gestora de la diputación de Sevilla a instancias de la “Junta liberalista de Sevilla”, celebró una asamblea de todas las diputaciones andaluzas con el objetivo de iniciar, un proyecto de estatuto para el autogobierno de Andalucía, a esta reunión acudieron representantes de Cádiz, Córdoba, Jaén, Málaga y obviamente Sevilla, no asistieron las diputaciones de Almería, Granada y Huelva, aunque el órgano de gobierno de nuestra provincia, mandó un telegrama adhiriéndose a esta reunión (Diario de Huelva). Ese mismo día la diputación de Huelva celebraba pleno.

Desde el sector “Extremeñista”, se critico mucho la inasistencia a esta reunión ya que no se expusieron las ideas de los onubenses, también se criticó muy duramente, la apatía y decidía de la sociedad y sectores influyentes de Huelva que no le estaban dando la suficiente importancia a esta reunión.

El día 20 de julio de 1.931, Hermenegildo Casas, presidente de la comisión gestora de la Diputación Provincial de Sevilla, publicó en la prensa de esa capital, las lineas directrices inspiradoras del estatuto Andaluz. La prensa onubense critico al Sr. Casas y a la comisión encargada de realizar este proyecto,así como el contenido del mismo y el haberse adelantado a la opinión e ideas que sobre este proyecto deberían aportar todas la provincias de la región. Acusando a dicha comisión de actuar de forma unilateral y arbitraria.

La delimitación territorial diseñada en el estatuto, comprendía las ocho provincias andaluzas y contemplaba la adhesión de “... Aquellos pueblos extremeños unidos a Andalucía por vínculos históricos y por interese actuales...”. Así como ejercer su influencia cultural sobre Ceuta y Melilla, y anhelaba la inclusión de Gibraltar.

Aunque había políticos que no compartían las tesis federalistas, veían como mal menor, la unión con Extremadura, de igual forma se manifestó en este sentido el ex-director de obras del puerto, Francisco Montenegro. Por los artículos de prensa de la época, se veía que la sociedad onubense en general así como la un gran numero de políticos, no compartían las ideas Andalucistas y se veía que el centralismo de Madrid se transformaría en centralismo sevillano. De ahí que la sociedad onubense reclamará esta unión, latente desde los últimos años del siglo XIX.

El día 15 de agosto, la prensa informo que el Estatuto Catalán, iba a ser presentado en la Cortes y la opinión generalizada era que iba ser aprobado. También ese mismo día se conoció un informe realizado por “La Sociedad Económica Amigos del País de Mérida” que había enviado a la comisión provincial Pro Estatuto Extremeño en el que la delimitación del territorio era Caceres y Badajoz al que se le podía unir, la provincia de Huelva. Este informe a los partidarios de la corriente extremeñista, les lleno de satisfacción.

El 18 de agosto, el diario la provincia, publicó el anteproyecto de estatuto, una vez que el ayuntamiento tuvo conocimiento de él, el concejal de la alianza republicana-socialista, Ortíz Infante, presento una moción sobre las ideas de los onubenses de unirse a Extremadura y solicito la creación de una comisión formadas por las tres diputaciones, Cáceres, Badajoz y Huelva para redactar un anteproyecto de estatuto Onubo-Extremeño. La moción fue aprobada por unanimidad y se acordó mandar copia a todos los pueblos de la provincia.

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