Las elecciones municipales del 12 de abril de 1.931, se consideraron
como un plebiscito entre Republicanos y Monárquicos, donde ganaron
mayoritariamente los republicanos y ya en la madrugada del día 14
del mismo mes comenzó hacerse oficial que Alfonso XIII había
abdicado. Con este cambio de régimen el ciudadano de a pie veía que
alcanzaría cota de igualdad política y social.
En
el acto de traspaso de poderes del ultimo alcalde monárquico, Juan
Quintero Báez al nuevo alcalde republicano, el socialista, Amós
Sabrá Guerrea, ya este ultimo hablo de “Federación
Ibérica”, refiriéndose
a una series de estados federados e independientes.
La
junta municipal del partido republicano de Huelva, se reunió el mes
de mayo decidiendo organizar una fuerza política llamada Izquierda
Republicana (I.R.) cuya intención era aglutinar a todos los
republicanos no afiliados a ningún partido. En primer punto de su
programa, decía:
“El partido Republicano de Huelva se anuncia a favor de la
constitución federal del estado español, reconociendo y consagrando
las personalidades regionales que fijen y aprueben su carta
constitutiva”. Este
nueva organización política optó por tener ideas similares a los
Nacionalistas Catalanes y Vascos.
Los
Andalucistas, liderados por Blas Infante, aspiraban a hacer de
España, un estado federal al que pertenecería: “La
república Andaluza”
o “Estado Libre
de Andalucía”,
sin ningunas aspiraciones separatistas. Mientras, en Huelva se seguía
apegado a las misma reivindicaciones de primero de siglo, conseguir
una mejora de las comunicaciones en toda la provincia cuya base seria
el puerto que intentaba ocupar un lugar importante dentro de los
puertos españoles, siendo el motor de empuje de la economía
provincial . En aquellos tiempos al igual que en la actualidad,
“existía la
idea de que el centralismo de Madrid y el arribismo sevillano,
impedían que Huelva despegara como ciudad portuaria” con todo el
movimiento economico que ello conllevaría. Cada
vez estaba más presente, el sentimiento Onubo-Extremeño. Esta
idea de autogobierno que se pueden identificar con las ideas de la
clase conservadora, realmente no era así, en la sociedad onubense
pesaba mucho la idea de liberarse del ese “arribismo
sevillano”.
El
día 6 ó 7 de julio de 1.931, el presidente de la comisión gestora
de la diputación de Sevilla a instancias de la “Junta
liberalista de Sevilla”,
celebró una asamblea de todas las diputaciones andaluzas con el
objetivo de iniciar, un proyecto de estatuto para el autogobierno de
Andalucía, a esta reunión acudieron representantes de Cádiz,
Córdoba, Jaén, Málaga y obviamente Sevilla, no asistieron las
diputaciones de Almería, Granada y Huelva, aunque el órgano de
gobierno de nuestra provincia, mandó un telegrama adhiriéndose a
esta reunión (Diario de Huelva). Ese mismo día la diputación de
Huelva celebraba pleno.
Desde el sector “Extremeñista”, se critico mucho la inasistencia
a esta reunión ya que no se expusieron las ideas de los onubenses,
también se criticó muy duramente, la apatía y decidía de la
sociedad y sectores influyentes de Huelva que no le estaban dando la
suficiente importancia a esta reunión.
El día 20 de julio de 1.931, Hermenegildo Casas, presidente de la
comisión gestora de la Diputación Provincial de Sevilla, publicó
en la prensa de esa capital, las lineas directrices inspiradoras del
estatuto Andaluz. La prensa onubense critico al Sr. Casas y a la
comisión encargada de realizar este proyecto,así como el contenido del mismo
y el haberse adelantado a la opinión e ideas que sobre este proyecto
deberían aportar todas la provincias de la región. Acusando a dicha
comisión de actuar de forma unilateral y arbitraria.
La
delimitación territorial diseñada en el estatuto, comprendía las
ocho provincias andaluzas y contemplaba la adhesión de “...
Aquellos pueblos extremeños unidos a Andalucía por
vínculos históricos y por interese actuales...”. Así
como ejercer su influencia cultural sobre Ceuta y Melilla, y anhelaba
la inclusión de Gibraltar.
Aunque
había políticos que no compartían las tesis federalistas, veían
como mal menor, la unión con Extremadura, de igual forma se
manifestó en este sentido el ex-director de obras del puerto,
Francisco Montenegro. Por los artículos de prensa de la época, se
veía que la sociedad onubense en general así como la un gran numero
de políticos, no compartían las ideas Andalucistas y se veía que
el centralismo de Madrid se transformaría en centralismo sevillano.
De ahí que la sociedad onubense reclamará esta unión, latente
desde los últimos años del siglo XIX.
El
día 15 de agosto, la prensa informo que el Estatuto Catalán, iba a
ser presentado en la Cortes y la opinión generalizada era que iba
ser aprobado. También ese mismo día se conoció un informe
realizado por “La Sociedad Económica Amigos del País de Mérida”
que había enviado a la comisión provincial Pro Estatuto Extremeño
en el que la delimitación del territorio era Caceres y Badajoz al
que se le podía unir, la provincia de Huelva. Este informe a los
partidarios de la corriente extremeñista, les lleno de satisfacción.
El 18 de agosto, el diario la provincia, publicó el anteproyecto de
estatuto, una vez que el ayuntamiento tuvo conocimiento de él, el concejal de la alianza republicana-socialista, Ortíz Infante,
presento una moción sobre las ideas de los onubenses de unirse a
Extremadura y solicito la creación de una comisión formadas por las
tres diputaciones, Cáceres, Badajoz y Huelva para redactar un
anteproyecto de estatuto Onubo-Extremeño. La moción fue aprobada
por unanimidad y se acordó mandar copia a todos los pueblos de la
provincia.
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