Aunque la nevada
más conocida de nuestra ciudad es la del día de la Candelaria de
1.954, se tiene constancia que en el siglo XX y próximo a esta
fecha, en nuestra capital, nevó dos veces en los años treinta y un
vez en año cuarenta y cinco. Si cada vez que nieva en las ciudades habituadas a ello, es una fiestas, pues imagínense en Huelva, donde raramente nevaba. Este fenómeno meteorológico, despertó una gran sorpresa y júbilo entre mayores y pequeños.
En
aquel 2 de febrero, comenzaron a caer los primeros copos de nieve,
sobre las seis de la tarde, conforme avanzaban los minutos la nevada
fue más intensa y continua hasta las diez y media de la noche y a
partir de esta hora poco
a poco fue disminuyendo hasta dejar de hacerlo. Por todos los lugares
grandes y pequeños disfrutaban de este singular espectáculo,
jugando con bolas de nieve o simplemente observando el paisaje.
Esta
situación, idílica, también tuvo sus consecuencias negativa en una
ciudad no acostumbrada ha este fenómeno meteorológico, fueron mucho
los accidentados por resbalones cuya consecuencia fueron fracturas de
huesos, también se produjeron desprendimientos de cables conllevando el desabastecimiento
de electricidad, hasta las dos de la madrugada en algunas zonas de la
ciudad incluido el hospital provincial y la incomunicación telefónica con el resto de España. (ODIEL
03/02/54).
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