Antonio León Ortega, se consagró como imaginero, después de la guerra civil española, la mayor parte de las Imágenes Sagradas habían sido destruidas e hizo falta un imaginero para volverla a hacer, este imaginero fue Antonio León Ortega y siguió tallándolas hasta pocos años antes de su muerte.
Realizó sus estudios básicos en la escuela de Los Padres Paules de su ciudad natal, una vez terminado estos estudios comenzó ayudar a su padre en las labores propias del campo en la finca donde este trabajaba como encargado. Una de esta muchas labores era el pastoreo, en las largas jornadas se entretenía tallando en raíces de adelfas con una navaja, cabras, vacas y cuantos animales tenia a su alrededor, naciendo así su vocación de artista. Entre 1926 y 1934 se formó en las Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Toma contacto y estudia toda la Imaginaria española de los siglos XVI, XVII y XVIII a igual que los grandes maestros: Alonso Berruguete, Juan de Juni, Gregorio Fernández, Martínez Montañés, Juan de Mesa, etc. Del la Escuela Castellana de Imaginería toma la sencillez de las líneas y de la Escuela Andaluza, el Barroquismo, con esta formación crea su propio estilo imaginero: "Imágenes anatómicamente perfectas huyendo de toda dureza y rigidez en el modelado de las musculaturas y formas anatómicas".
Por su proximidad a San Francisco de Asís pidió ser enterrado con un hábito franciscano, su capilla ardiente, la escuela de arte que lleva su nombre, en el antiguo matadero, su despedida de esta vida terrena a los pies de el Santísimo Cristo de la Sangre, en la parroquia del Santo Patrón, San Sebastián, su ultima morada, el cementerio de la Soledad.
Si algún enemigo en vida tuvo El Antonio León Ortega artista, fue El Antonio León Ortega persona, no porque existiera un enfrentamiento o lucha interna entre ambas manifestaciones de la personalidad si no porque la persona era tan fuera de serie por su sencillez y humildad que eclipsaba al artista. En principio siempre hemos admirado a Antonio León Ortega por la maestría de sus manos al tallar las imágenes, cuando nos hemos acercado más a él, nos ha hechizado con sus palabras, con su forma de ser, tan llenas de virtudes. El era feliz con su profesión de escultor e imaginero. Vivía con su sueldo de profesor en la escuela de arte que por aquel entonces se encontraba en el antiguo edificio de la Sección Femenina.
El murió como vivió, en silencio, sin hacer ruido, pero la cultura de la sociedad onubense le quiso rendir un homenaje y se montó la capilla ardiente en la escuela de artes y oficios "Antonio León Ortega. Si es verdad que existe un Cielo, hoy se encontrará en la Carpintería Celestial de José.
No hay comentarios:
Publicar un comentario